Uliarte confirmó que, si bien no hay actividad bancaria personalizada por el día festivo, la banca electrónica permite operar con normalidad.

Sin embargo, destacó la necesidad de los controles y códigos de validación, comparándolos con “firmas electrónicas”, como mecanismos esenciales de seguridad: “esos códigos, para que por ahí lo entienda más fácilmente la gente, son como las firmas antiguas que uno hacía de manera real, ¿no? Son firmas electrónicas”, analizó.

Con respecto a la última negociación paritaria, informó que están a la espera de los coeficientes inflacionarios de octubre, ya que el convenio cuenta con cláusula gatillo de actualización mensual. El último ajuste aplicado (septiembre) fue del 2,1%.

El básico actual ronda los $1.900.000, mientras que el monto por el día del bancario fue de $1.700.000. El gremialista fue enfático al señalar la presión económica sobre los trabajadores.

“No es que puede tirar manteca al techo, o sea, le alcanza para sus gastos, pero bueno, hoy indudablemente, con el tema de la suba de los servicios y el costo de vida, muchos se han endeudado”, reconoció el dirigente.

Asimismo, señaló en diálogo con Radiocracia que la realidad del empleado bancario se complica por la reducción de personal impulsada por la tecnología, donde tareas antes realizadas por varias personas ahora las maneja una sola. Mencionó que muchos bancos, incluido el Banco Nación, han recurrido a la tercerización de servicios.

En el caso del BNA, criticó la reestructuración que eliminó beneficios como la exclusividad de las cuentas oficiales, lo cual afecta sus ingresos. 

“Cosas que hacían dos o tres personas las unifican tecnológicamente, que las maneje una sola, lo que no ven atrás de todo eso, que toda esa simplificación alguien la tiene que controlar. Ha incurrido en el tema Banco Nación, que ha tercerizado ese tipo de servicios. Entonces afecta al trabajador bancario que cada vez se va achicando más”, lamentó.

En conclusión Uliarte describió que se trata de un panorama complejo para el trabajador bancario: donde la tendencia a la simplificación tecnológica y la tercerización están provocando una reducción constante de puestos de trabajo, afectando la estabilidad laboral en el sector, especialmente visible en las recientes reestructuraciones del Banco Nación y en la banca privada tras la pandemia.